CAMBIAR EL SISTEMA DESDE DENTRO

Vamos por la vida, volando bajo. Haciéndonos eco de los
chismes. Tratando de sacar ventajas de los demás. Pensando sólo en
nosotros. Después nos horrorizamos por la violencia que se respira en
la calle. Pero el aire está viciado de vibraciones rastreras, porque nosotros
ayudamos a que eso suceda con cada una de nuestras acciones
inconscientes. Si hacemos siempre lo mismo, nunca podremos esperar
resultados diferentes.

¡Basta de buscar excusas, mi amigo! El cambio empieza por nosotros.
La multitud, como tal, no existe. Se compone de la suma de individuos.
No hay actos insignificantes. Si nos damos cuenta del tremendo
poder que ejercen nuestras acciones y modificamos las conductas, automáticamente
el contexto en el que nos movemos variará.

Nuestras vibraciones impregnan los lugares en donde estamos. No
podemos procurar que nos respeten si no somos capaces de respetar.
No podemos pretender que nos amen, si no somos capaces de amarnos.
¿Cómo vamos a esperar que el cambio provenga del exterior, si lo que
está fuera no es más que una proyección de lo que somos dentro?

Si ponemos nuestros dones y talentos al servicio del bien común,
nuestra realidad daría un viraje sorprendente en un solo abrir y cerrar
de ojos. El cambio no pasa por estar ocupando puestos de poder, sino
por reconocer el poder que llevamos dentro y hacernos cargo de que se
manifieste, de manera creativa, en pos de un mundo mejor.

Nos han hecho creer que no valemos, que somos simples números
en las estadísticas. Es tiempo que despierte el espíritu de los mansos,
pero, para que eso suceda, tenemos que volvernos conscientes. Si seguimos
comportándonos como autómatas, sin corazón, no será posible
otro escenario más que el de la violencia, el sufrimiento y el descontrol.
El futuro nace del presente. Así que todo lo que veremos más adelante,
será el fiel reflejo de lo que hicimos hoy.

El sistema no tiene vida propia. Se nutre de la energía de aquellos
que se mueven dentro. Si nuestra forma de vibrar cambia, el sistema
mutará. Pero el cambio vibracional no podremos lograrlo si nuestra
mente es quien lidera los movimientos. Sólo si le damos al corazón la
oportunidad de gobernar nuestra vida, impediremos que el sistema siga
siendo cruel e inhumano.

Unidos y despiertos no podrán dominarnos a través del miedo. Eso
es algo que nunca deberíamos olvidar, porque para modificar un sistema
desde dentro, no sólo hace falta que seamos conscientes de nuestros
actos, sino también que seamos capaces de unirnos. Ya es ahora de que
todas las disciplinas abandonen sus compartimentos estancos y se fusionen
para crear un futuro más luminoso.

Llegó el momento de reunir lo mejor del hombre de manera sinérgica.
La separación no es más que otras de las manifestaciones de la inconsciencia.
Debemos ser capaces de ver cómo se complementan las diversas
áreas de la vida, poniendo al corazón en el centro de la escena.

Por favor volvámonos más sensibles. Démosle a la intuición, al amor, a la
imaginación, a la solidaridad, a la humildad, a la alegría y a la risa, el
lugar que se merecen, recuperemos la sabiduría de vivir en armonía con
    la madre naturaleza.


Julio Andrés Pagano